Al pensar en la Seguridad del Paciente, normalmente traemos a nuestra mente todos los protocolos de que disponemos para la atención clínica, todos los decretos sanitarios que existen, todas las instalaciones seguras, todas las certificaciones y acreditaciones de que disponemos. Pero ¿cuando nos concentraremos en el más importante, el que debe estar con la mente clara, con la mente fría, el que debe dejar sus propios problemas fuera de la institución y que a veces también tiene temores y que sin embargo no puede ser obstáculo para asistir a su trabajo?


¿Cuándo pensamos en nosotros mismos?

¿Cuándo valoraremos que la única forma que entreguemos de verdad Seguridad es cuando en nuestra mente y alma haya paz, quietud y amor?

Cuantas veces nuestra mente nos impide concentrarnos en la actividad clínica porque nos recuerda que dejamos cosas pendientes en casa, tareas que no alcanzamos hacer, la familia que requiere más de nosotros, problemas financieros que a veces nos agobian.

¿ Cómo poder mitigar todo ese ruido y lograr conectarnos con el aquí y el ahora?

Cuando es necesario buscar en nuestro interior ese equilibrio para lograr una buena comunicación con nuestro paciente y nuestro equipo de trabajo, que nos va a permitir generar la mejor base para construir la seguridad de la atención.

Démonos el permiso para quitar unos minutos a nuestra vida laboral y dedicarlos a reconocernos como seres de luz y paz.
Mucho se habla de pausas saludables para hacer que los trabajos no afecten a nuestro cuerpo, incluyendo la protección para las exposiciones a efectos físicos, químicos o radiológicos.

¿Por qué no instauramos pausas de paz y amor de un par de minutos de reflexión, de desconexión del trabajo y conexión con nuestro yo interno , lleno de paz , calidez y ternura?

Basta con un par de minutos para meditar , reflexionar , un par de veces al día. Notaremos los resultados en forma inmediata, mejorará la comunicación con el paciente y el equipos.

El sello de la atención que otorguemos será la SEGURIDAD Y CALIDAD.